Los que esperábamos con ansias
este concierto de Goran Bregovic en la Alhóndiga de Granaditas, dentro del
cervantino 2013, jamás imaginamos lo que vivimos esa noche del 11 de octubre
del 2013.
La gente no llego temprano,
apenas a las seis de la tarde unos pocos, se empezaron a formar para entrar a
las escalinatas de la Alhóndiga, pues sorpresivamente los boletos pagados se
acabaron antes de la primera semana de salir a la venta.
Antes de las ocho de la noche,
casi había un lleno total en butacas, al igual que en las escalinatas y por
supuesto en las gradas metálicas, Afuera, en la calle del costado, había unos
cuantos que pasaban y se seguían de largo en las calles aledañas.
Al anuncio de la tercera llamada,
los músicos del interprete de Kalasnikov, salieron de los extremos y de la
parte posterior de las sillas sorprendiendo a todos. La sorpresa y la alegría
envolvió a la gente que pago boleto y que tenía frente a si a los integrantes
de la orquesta de Bodas y Funerales.
Así, con esta sorpresa iniciaba
esta noche, mágica, musical que nos llevaría a los asistentes a los límites del
orgasmo auditivo. Después de dos canciones interpretadas y luego de que Goran B.
confesara estar apenado por no hablar español, un mar de gente se instaló
frente a los músicos, bloqueando a todos aquellos que tenían sillas, pero que
para ese momento ni las ocupaban pues estaban de pie bailando y tarareando como
todos los demás en la alhóndiga.
Los acordes de Hopa Cupa,
Balkaneros, Bella Ciao, entre otros, pertenecientes a su más reciente álbum
“Champagne for Gypsies” empezó a embriagar las almas del auditorio. Los acordes
gitanos balkanicos llenaron estos cuerpecitos mexicanos que reconocían a estos
músicos europeos por sus notas semejantes a la banda mexicana o al mismísimo
mariachi nacional.
No obstante, una lluvia primero
tímida y luego torrencial, cayó sin piedad sobre el recinto al aire libre y
todos sus asistentes. Pero aunque algunos si se retiraron a resguardarse de la
complicación meteorológica, la mayoría soporto estoicamente una de las lluvias
más intensas y copiosas que recibió la ciudad de Guanajuato capital. Pues ni
aunque el cielo, literalmente se vació sobre la alhóndiga sus escalinatas, la
gente, el auditorio, los fans, los sorprendidos, los conocedores, dejaron de
bailar, de gritar, de corear, de vitorear, de lograr una comunión que
trascendió idiomas y barreras culturales.
De pronto, todos los músicos se
quedaron a oscuras ante la intensa lluvia, y las pantallas fallaron, y las
luces alrededor del escenario se apagaron, y sin embargo no dejaron de tocar,
no dejaron de entregarse, no dejaron de rendirse antes su frenético y empapado
auditorio que los seguía coreando. Ellos, sorprendidos, encantados, también un
poco salpicados, continuaron con su programa.
Incluso los truenos que relampagueaban amenazadores, se vieron opacados
ante la alegría y cantos de los asistentes.
Casi al final, cuando la lluvia
disminuyó, cuando la luz regreso, cuando no quedaba ningún lugar seco, Goran B.
y su orquesta nos regalaron los grandes éxitos de su carrera musical como
Ya-ya, Mesecina entre otras. Por
supuesto, no podía faltar Kalasjnikov, con la que cerró su presentación en
Guanajuato, en el marco del Festival Internacional Cervantino y que dejo una de
las noches más indelebles de los asistentes a tan magnífica y entrega
presentación.